El programa sobre Mal de Río Cuarto, un eje clave para desarrollar los maíces DEKALB
Desde principios de la década del 80, DEKALB tiene su Campo Experimental Río Cuarto, Córdoba. La decisión no fue casual, ya que esa zona es el epicentro de la enfermedad conocida como Mal de Río Cuarto, cuya aparición suele causar estragos en los lotes maiceros. Allí se lleva a cabo desde entonces un trabajo que le permite a DEKALB desarrollar líneas de híbridos y hacerles una evaluación confiable para que sean resistentes a la enfermedad. Según Marcelo Melani, mejorador de Maíz de DEKALB, “desde el principio eso nos dio una ventaja importante, porque el maíz (presionado por la soja) comenzó a desplazarse hacia la zona oeste y DEKALB ya tenía materiales adaptados a esa región y, además, con resistencia a Mal de Río Cuarto”.
El Mal de Río Cuarto está limitado a la zona templada del país y, particularmente, la zona endémica es el oeste, que incluye el sur de Córdoba, La Pampa y el oeste de la provincia de Buenos Aires. Cuando la enfermedad se expandió más por la zona templada, llegó hasta el sur y norte bonaerense, el centro de Córdoba e incluso la provincia de Santa Fe.
La enfermedad generó grandes pérdidas en los cultivos de maíz en las campañas 1996/97 y 2006/07. Incluso en octubre de 2018 se generó una alarma en algunas zonas, porque se observó más presencia de chicharritas, el insecto vector de la enfermedad.
“Para mediados de noviembre pasado, la cantidad de chicharritas en el campo se quintuplicó con respecto al promedio -señaló Melani-. En nuestro Campo Experimental Río Cuarto contamos 26 chicharritas por metro cuadrado, cuando en primaveras con una presión normal o baja contábamos 5 chicharritas. Productores, técnicos y asesores zonales estaban alarmados porque veían esa cantidad por encima del promedio en el campo y se disparó la alarma”.
De todas maneras, el experto de DEKALB agrega que “no fue comparable con 1996/97 y 2006/07”. Pero precisa que “ahora los valores de incidencia fueron más altos y en lotes experimentales se vieron híbridos que son susceptibles con incidencias de hasta 40% y síntomas severos en las plantas. La productividad de esas plantas de maíz con síntomas severos de Mal de Río Cuarto es cero”.
Melani lo dice clarito: “si la presión de Mal de Rio Cuarto (incidencia y severidad) que medimos en lotes experimentales se hubiera producido en lotes comerciales, los productores que sembraron esos híbridos susceptibles hubieran sufrido severas pérdidas por la enfermedad”. En cambio, contó que los híbridos de DEKALB no fueron afectados por el ataque.
La resistencia a la principal enfermedad del maíz es una característica importantísima que se busca en los híbridos de la compañía. Pero no es la única. A la hora de encarar un programa de mejoramiento de híbridos, se establecen tres grupos de objetivos, cuenta el especialista.
- En el primer grupo, los objetivos son rendimiento en grano, estabilidad (altos rendimientos en una gran variedad de condiciones ambientales) y la mencionada resistencia a Mal de Río Cuarto.
- El segundo grupo de objetivos está relacionado con las aptitudes agronómicas de los híbridos, tales como la resistencia al vuelco de raíz y que las cañas sean resistentes para que no se produzca quebrado. Otra característica agronómica que se busca es la tolerancia a las siembras con altas densidades, ya que éstas maximizan la productividad maicera.
- Por último, los objetivos del tercer grupo se centran en que los híbridos sean resistentes a enfermedades que están por debajo del Mal Río Cuarto en importancia, tales como el tizón y roya.
Así, con objetivos claros y una gran historia que lo respalda, trabaja el programa de desarrollo de la marca de maíz más importante de la Argentina, con el objetivo de lograr los híbridos con menos enfermedades y más productivos, como es costumbre.